de la sección Espectáculos de EL OBSERVADOR
Entrevista
ARTURO PÉREZ REVERTE, escritor
Entrevista
ARTURO PÉREZ REVERTE, escritor
Arturo Pérez Reverte es un hombre enérgico, un luchador y apasionado por la vida. Estuvo en Montevideo promocionando su novela La piel del tambor , que en España ha vendido más de 350.000 ejemplares. El escritor y ex-cronista bélico explicó a El Observador su visión sobre los horrores de la guerra, la literatura contemporánea y el futuro del mundo.
Por EDUARDO PAZ CARLSON
Usted estuvo cerca de la guerra, ¿Qué explicación le encuentra?
El ser humano tiene dos lados, uno oscuro y otro luminoso, y frecuentemente, el lado oscuro se impone al luminoso. Hay otra cosa que se llama memoria, que es útil, necesaria y nos permite saber quiénes somos, de dónde venimos y qué estamos haciendo aquí. Pero, cuando la manipulan, es muy peligrosa. Entonces hay canallas, poderosos, gobernantes, ideólogos, políticos, que utilizan los rincones oscuros de la memoria de la gente para manipularla: resucitar viejos fantasmas: “Tu abuelo fue violado por un serbio”, “a tu madre la mató un croata”, “tu bisabuelo me quiso quitar el agua del río”. Cuando no hay unos conocimientos que permitan al hombre defenderse de esa agresión ideológica a través de los medios informativos, cuando el hombre queda indefenso y huérfano ante esa memoria hecha arma contra él, entonces se vuelve peligroso. La conclusión que he sacado de una vida como reportero de guerra, de ver durante 21 años guerras, es que lo peor es la ignorancia aliada con la memoria y la manipulación cobarde e interesada de que nos hacen objeto continuamente la gente que tiene mecanismos de poder.
¿Vale la pena morir por un ideal?
¡A veces hay que pelear también! El pacifismo no siempre es bueno. ¡Uno no puede dejarse degollar como cordero, uno tiene que pelear! Uno tiene que saber pelear muy bien por su guerra y no por la de otros, no por lo que te dicen, por la bandera que un tipo ha diseñado, sino por lo que tú crees que vale la pena.
¿Y cuándo es la guerra de uno?
Lo que pasa es que no todos los ideales son ideales. Nos venden ideales producto de diseño y laboratorio. Yo puedo ser capaz de matar por mi hija, por mi familia y por mis amigos o mi tierra, y si un día viene un tipo y me dice “ahora vais a hablar francés y a comer en francés o vais a comer hamburguesas y vais a hablar en gringo”, bueno, me echo al monte y peleo y me llevo por delante a doscientos gringos. Y otra cosa es que un tipo me diga “no, es que tú eres blanco y el otro es negro y los negros no son buenos o malos”, o que me digan la “la patria exige de ti que mates al enemigo” y tú tengas que marcar el paso. No, a mí no; estoy harto de ver banderas, himnos nacionales, de ver como llevan a la gente marcando el paso hacia cementerios llenos de cruces de madera.
En Sarajevo enterraban a la gente en los campos de fútbol porque no había ya tierra en los cementerios. Estoy tan harto de ver esas cosas que cuando oigo “ la patria exige diez sacrificios” se me abren las carnes y pienso: “A ver qué nueva canallada me va a pedir la patria que yo haga por ella”.
Pero, ¿qué es la patria?
La patria verdadera es una cosa mucho más simple. Puede estar en la memoria de un olor de la infancia, en un hijo que te mire, en un vecino con el que tomas una copa y lo demás son milongas pamperas, o como le digan aquí. Esto lo tengo claro porque yo he estado en la guerra, 21 años allí dentro. Nadie me lo ha contado.
¿Recuerda algún momento terrible de la guerra?
Yo en la guerra lo pasaba peor cuando veías morir a los niños y a los animales. Los soldados saben que pueden morir y las mujeres adultas saben que están expuestas a ser violadas. Pero un niño te mira y dice “¿por qué me han dejado las tripas afuera?” o
“¿por qué han matado a mi madre?”. Te está mirando con esos ojos que te están diciendo: “Vosotros, los mayores, me habéis hecho daño, ¿por qué?”. Y uno sabe que no puede explicárselo. En mi libro Territorio Comanche cuento el horror y la tristeza que sentí por un perro con una pata rota por una esquirla de metralla arrastrándose por Beirut durante una batalla. Cuando el animal nos divisó vino corriendo desesperadamente. Iba detrás nuestro, cojeando, y yo le tiraba piedritas y le gritaba que se fuera; no soportaba su mirada de sufrimiento. Después lamenté no pegarle un tiro; el pobre estaba desahuciado.
¿Por qué decidió ser cronista de guerra?
Yo no quería ser corresponsal de guerra; yo quería vivir aventuras. De pequeñito leía con pasión y entonces, al final, quieres hacer lo que has leído. A mí me educaron para otro tipo de vida, pero quería que me pasaran cosas, quería vivir esas cosas que había vivido en los libros. Un día me embarqué en un petrolero, navegué por el mundo y luego fui a la guerra porque suponía que la guerra era una aventura apasionante: y lo era, pero también era muchas otras cosas que descubrí después. Y me enganché. La guerra es un espectáculo fascinante de lucidez de conocimiento de la condición humana. Junto a lo malo está lo bueno. En ella maduras con rapidez, ves cosas que otros no verán jamás, como dice Nexus 3 en Blade Runner . Me fascinó la lucidez dolorosa y terrible, pero utilísima que te da el ver al ser humano haciendo lo mejor y lo peor de que es capaz.
¿Por qué dejó de hacerlo?
Lo dejé porque hay un momento en el que como periodista, vas acumulando preguntas sin responder. La pregunta fundamental es: ¿por qué una mujer hermosa con 18 años es violada por un batallón y luego la degüellan? o ¿ por qué un niño muere quemado tras 10 días de agonía y un general asesino y millonario muere con 100 años en la cama y le hacen un monumento en su pueblo? ¿Quién nos gasta estas bromas horribles?
Pensé que, como los libros habían sido el origen de mi pasión por la aventura y me habían llevado a la guerra tal vez estaban en ellos las respuestas. Pensé que quizá escribiendo podría ordenar un poco ese mundo de guerras en el que había vivido tanto tiempo.
En apenas dos años usted se ha transformado en el escritor español más vendido en el mundo. ¿Cómo ha vivido el arrollador éxito de sus novelas?
Hay una cosa sobre el éxito: cuando un general romano mataba a cinco mil enemigos en batalla tenía derecho al triunfo, o sea, iba por Roma con las cuadrigas, los esclavos y la púrpura del emperador; pero llevaba detrás a un esclavo que le sostenía una corona de laurel sobre la cabeza y le susurraba al oído: “Recuerda que eres mortal”. En mi vida profesional he visto muy de cerca lo mortal que somos. He visto mujeres muy hermosas venderse por un paquete de cigarrillos, he visto a poderosos que hasta ayer mandaban mucho pedir llorando y de rodillas que no los mataran. La vida es una serie de finales hasta el Final, con mayúscula. El saber que todo puede terminar de golpe y salvajemente me permite vivir valorando más las cosas. Además yo soy marino, sé lo que es el mar. Navegar es estar esperando todo el tiempo que el mar te haga una faena. Ese estado de vigilia permanente que me ha dado la mar lo aplico a mi vida normal. Entonces, el éxito lo tomo con calma porque sé que eso se termina igual que viene.
¿Podría adelantarnos el argumento de su novela El Capitán Alatriste, coescrita con su hija Carlota?
Este es un libro diferente a los otros; lo he escrito para recuperar un poco los libros de aventuras que leí cuando era jovencito. Trata de un espadachín, un capitán de los tercios de Flandes, que ha sido herido en batalla y vuelve a España. Como no consigue trabajo se alquila como mercenario para trabajos sucios. Se busca la vida en el Madrid de los Asturias del siglo XVII.. Te encuentras con Quevedo, Lope, es el Madrid de emboscadas, donde las comedias de los teatros terminaban a las cuchilladas. Es un poco recuperar esa época, que explica muy bien la España actual, lo es ahora. Una forma de implicar a mi hija en una aventura literaria de este tipo fue pedirle que se ocupara de la documentación de las costumbres de esa época. Ella realizó una importante labor logística en esta novela.
¿Cuáles escritores destacaría del ambiente literario español?
En España hubo una especie de secuestro de la literatura en manos de algunos críticos y escritores que no tenían nada que decir. Hacían y apoyaban una literatura absolutamente aburrida y vacía. Ellos sostenían que las élites eran lo único que valía. Por esto la gente desertó de la literatura. El peor pecado es aburrir. Pero esto por suerte se acabó y desde hace unos 15 años hubo un resurgimiento de lo que es la literatura que cuenta cosas a la manera de siempre y la gente ha vuelto a leer. La literatura tiene la obligación de ser entretenida aunque sea profunda. En este sentido destacaría a Juan Marsé, Almudena Grandes o Antonio Muñoz Molina, por ejemplo.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes que quieran escribir?
Que lean y que la papelera es el mejor amigo. Practicar y practicar y sin ninguna prisa, que ya va a llegar, y si no llega tampoco pasa nada. Y tener humildad profesional, porque sólo se es eficaz en su trabajo siendo humilde, aprendiendo de gente que sabe hacerlo bien. Cualquier martillo que quieras inventar existe ya. Es más práctico irte a la tienda y comprarte el mejor martillo y utilizarlo para clavar clavos si lo que realmente quieres es clavar clavos. Si lo que quieres es que tus amigos digan qué bonito martillo, eso es otra cosa. Usa el mejor martillo para clavar clavos. Ese martillo se llama Galdós, Stendhal, Proust, Mann, etcétera. Ve ahí, sé humilde, escucha y cuando te digas “creo que ya sé” haz tu propio martillo sin ningún complejo, pero sólo entonces. No hay que querer cambiar la historia de la literatura con cada página que escribimos, debemos tratar de contar bien las historias, eso es lo más importante. Si tienes una historia cuéntala de forma eficaz.
Mucha gente afirma que se está viviendo una nueva Edad media y que esa época es la preparación para un nuevo Renacimiento. ¿Qué opina usted?
No, no lo creo. Tras la Edad media fueron posibles muchas cosas que ahora van a ser imposibles. El hombre ya nunca más será inocente. Después de la Edad Media creímos en la ilustración , en el humanismo cristiano, en la evolución del hombre hacia estadios superiores, en la solidaridad, en las barricadas, en la revolución, el comunismo, en el Che Guevara. Creímos que el hombre podría ser hermano del hombre. Ahora el hombre ha perdido todas esas inocencias y no hay nada que se las sustituya. Hemos perdido en este siglo lo que no ha costado 20 ganar.
¿Y qué le espera al hombre entonces?
Nos espera el resultado de la propia estupidez del hombre. El hombre no es nada simpático. No lloraré cuando el hombre desaparezca.
¿Sabe que no se lo creo?
Lo digo en serio. Lo que pasa es que siempre habrá supervivientes, islas, arcas de Noé que seguirán flotando en el mar. Esas arcas de Noé deberán ganarse su derecho a sobrevivir. El hombre como ser colectivo está condenado. Ahora es el tiempo de los seres con minúsculas, de los navegantes solitarios que se van a juntar con otros en grupos para sobrevivir y darse fuerzas unos a otros. Pero la salvación colectiva es imposible. Cada uno quedará librado a su combate individual. El mundo se divide entre los que pelean y los que no pelean. El ser humano deberá pelear o resignarse a ser papilla colectiva. Será una batalla desesperada. Pocos hombres van a sobrevivir, pero los que sobrevivan valdrán muchísimo más que los que habrán caído.
Mediodía del 28 de noviembre de 1996, Bar Anticuario, Montevideo
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18 de febrero de 1996, El Observador.
Aniversario: André Breton, 1896-1966
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El Obsevador, 13 de mayo de 1998.
Chick Corea en el Cine Teatro Plaza. CRITICA, versión completa. (Version publicada en la foto)
Chick Corea y su banda Origin convulsionó al respetable en un concierto histórico que ofreció un jazz tan inmaculado de creatividad como de rigor técnico
CHICK COREA & ORIGIN
Músicos: Chick Corea, Steve Wilson, Bob Sheppard, Steve Davis, Avishai Cohen y Adam Cruz
Lugar: Cine Teatro Plaza
Fecha: Miércoles 13 de mayo, 1998
Duración: 180 minutos
Capacidad: 100%
Producción: ABT Producciones
***** Excelente
POR EDUARDO PAZ CARLSON
“No se preocupen...mis músicos están un poco atrasados...pero ya vienen, ya vienen...están por llegar...”, bromea un Chick Corea vestido sobriamente con una chaqueta color marrón, camisa blanca sin corbata y regalando una amplia sonrisa. El público festeja el chiste y expresa su expectación con gritos y aplausos aislados sin poder aguantar la emoción. Corea explica pausadamente para que todos lo entiendan:
“ Esta es una música muy nueva. Estamos en los principios de una gira mundial y el concierto de esta noche es el tercero que damos. Y nuestra música es...eh...bueno...no sé, no sé como es... me gustaría comenzar con una pieza que le da nombre a la banda: “Origin”. Gritos, de nuevo aplausos aislados, una inquieta alegría recorre la sala. Electricidad. “ Voy a presentarles individualmente a cada integrante de la banda... ¿ok?”. Silencio en la sala. “¡¿OK?!” repite con una enorme sonrisa Chick Corea. Grandes risas, nerviosismo casi infantil en la platea que responde a coro “¡Siiiiiiii...Yeeeeeees!”. Todos se acomodan en sus butacas: el ritual está por comenzar. Murmullos...Silencio otra vez. El piano de Corea se desata en un frenético pero compacto torrente de notas, como paquetes de fotones inundando las mentes de los escuchas.
Parece el comienzo del Concierto para piano en sol mayor de Ravel.
¿O será el Concierto para la mano izquierda del mismo autor?
¿Suenan reminiscencias de La Hora Española, del mismo autor?
Es un gozoso entrevero.
Sin duda, Ravel está ahí, en esas notas “ligeras y brillantes” – al decir del genio francés- pero...esto es otra cosa, hay algo más...se produce una serie de micro estallidos sonoros: son llamados mágicos que producirán la aparición del resto de los músicos en escena.
La Banda
El primero es el jovencísimo bajista Avishai Cohen (quién en el transcurso del concierto sorprendería al auditorio con su virtuosismo técnico y creatividad). Luego, uno a uno, se integran los restantes componentes del sexteto: el exuberante baterista Adam Cruz ( también muy joven), el saxofonista, flautista y clarinetista Bob Sheppard (el ortodoxo de la banda), Steve Davis, a cargo del trombón, el instrumento más lánguido y de sonido casi líquido de la formación.
Finalmente, el único negro del grupo: Steve Wilson, quien imprimió calor y sensualidad sin nunca descuidar la perfección técnica en la ejecución de su instrumento. Todos los músicos en escena, y bajo la dirección serena de Corea, la banda descargó su potencia musical. Potencia que no estuvo regida por el volumen sino por el preciosismo, la intimidad y la improvisación (jamás abusiva).
Las palabras no son suficientes
Una potencia que se expresó en un estado de permanente contención y sobriedad, como si la música que producían fuese una de semilla a punto de germinar fulgurante, prometedora de mil flores nuevas y desconcertantes. Es difícil explicar con palabras lo que comenzó a dominar al público. Más que dominar se podría decir, hechizar. El primer tema ( que en realidad fue un popurrí de varias obras de Corea que integran su nuevo disco grabado en vivo en el club Blue Note de Nueva York) duró 40 minutos.
Hubo vientos musicales que la recordaron obras como Waka Jawaka de Frank Zappa, tornados que retrotraían al bop más puro y brisas españolas que, como una hermosa mujer, no tenían miedo alguno en desnudarse generosamente ante todos. Fue, al igual que cada pieza ejecutada por la banda, una suerte de urdimbre en la que existían nudos en donde los músicos, tras divagar durante sus respectivos solo se reunían para volver a soltarse cada uno en una dirección aparentemente opuesta a la del otro.
Lo formidable es que seis músicos improvisando pudieron mantener en todo momento una coherencia y una precisión notables.
Era como si la música se estuviera explorando a sí misma y los músicos no fuesen más que marionetas bajo el mando de un titiritero que lo controlaba todo, incluso a los oyentes.
Mejores momentos
Tras cada solo las ovaciones explotaban pero enseguida se autocensuraban para no estropear el fluir de la música que, como un río de oro, era adorado por la audiencia y los intérpretes.
Se produjeron varios clímax durante las tres horas de concierto.
Los más remarcables fueron Dreamless una obra sobre el deleite de dormir sin soñar ( que dejó perplejo a más de uno), las interpretaciones de dos temas del héroe musical de Corea: Thelonious Monk; la pieza Soulmates dedicada a su mujer Gail (que comienza a lo Chuck Mangione pero que se recupera con un delicioso duelo flautístico entre Wilson y Sheppard que más que duelo fue como un cortejo de dos pájaros cantándose al uno al otro); una composición sin nombre que Corea explicó haciendo un gesto giratorio con un brazo y que encogiéndose de hombros regaló al público como diciendo “imaginen lo que quieran”; el tema que dedicó a Duke Ellington y, claro está, todos los solos así como las originales combinaciones de instrumentos que al improvisar crearon atmósferas inefables.
Chick Corea condujo con mano de maestro a sus seis discípulos por un océano de posibilidades musicales. Nunca aplastó a sus músicos con su maestría, es más, los alentó permanentemente y los guió a veces desde el piano, otras desde la marimba ( instrumento que ejecutó con indisimulada diversión y casi picardía) o simplemente chasqueando los dedos en un segundo plano. Tras hora y media de música Corea pidió un intervalo de 15 minutos explicando que él y su grupo habían viajado desde muy lejos para tocar en Montevideo y que “éramos” una audiencia muy exigente y que tras un descanso volverían. Y así fue. Volvieron y tocaron 80 minutos más. La entrega fue total, y tras un bis largamente rogado, el público se retiró del cine Teatro Plaza jubilosamente intoxicado de música.
Dulce confusión general
Este no sólo fue un concierto formidable, también fue una curiosa reunión de la sociedad montevideana. Había toda clase de personas: personajes con el look de intelectual del Sorocabana, “hipoides”, venerables ancianos y ancianas amantes del jazz, prolijos jóvenes de clase media-alta con grandes tarros de “pop corn” y enormes vasos de Coca Cola, algunos sobrevivientes jazz roqueros uruguayos de la década de 1970, autoridades gubernamentales, todos los críticos musicales de la capital.
Durante el intervalo Luis Mega, ex tecladista de los ya legendarios grupos de jazz rock nacional Maitreya, Siddhartha y Barón Rampante comentó emocionado: “Acá estamos todos los que nos gusta la buena música...no sé, la música de Corea te va envolviendo a base de sutileza, no de volumen, es perfecta, es perfecta, es perfecta, no se qué decir”. Otro músico uruguayo, Jorge Camiruaga, un extraordinario baterista (hoy percusionista de la Ossodre y líder de un grupo de música contemporánea) no pudo contenerse y exclamó: “ ¡Corea es oído absoluto! ¡ Es la vuelta a los sesentas!...es maravilloso, no sé como explicarlo...” Por su parte, Gustavo Nocetti ( un explorador valiente del 2 por 4) contestó sonriente a la pregunta ¿Qué hace un cantor de tangos aquí? : “No importa que cante tangos...a mí me gusta la buena música y lo que estamos escuchando hoy es fabuloso, una banda asombrosa... es difícil de explicar con palabras...”. Incluso el Intendente Mariano Arana no disimuló su fascinación ante el espectáculo que estaba presenciando al confesar: “ Es verdaderamente una maravilla, sólo puedo decir eso y me alegra mucho que Montevideo pueda tener cada vez más conciertos como este”
Los “encuestados” por este cronista no pudieron (tampoco quisieron) despojarse de la dulce confusión creativa que les estaba provocando la música de Chick Corea.
El único que pudo objetivar la situación, dar en el blanco con ojo clínico fue el Profesor Hetzel (máxima autoridad nacional del estudio del jazz): “ Evidentemente, se trata de jazz blanco - comenzó explicando con calmada lucidez, típica de un veterano docente-. El único que calienta el ambiente es el saxofonista negro Steve Wilson. Es un jazz cerebral pero esto no significa que esté exento de emoción. Es perfecto técnicamente y se siente que la banda tiene muchas horas de ensayo encima. El virtuosismo de sus integrantes es deslumbrante. Igualmente lo de hoy es difícil de catalogar. Además, Corea es un creador que ha tocado todos los géneros del jazz y es de los mejores de su generación”.
Un relojero
Resucitador de la tradición de la improvisación (que tuvo su punto álgido con instrumentistas como Earl Hines, Fats Willer, Teddy Wilson y Art Tatum) Chick Corea se alza desde hace 30 años como uno de los intérpretes y compositores jazzísticos ( y también dentro de la esfera de la música “clásica” y “contemporánea”) más importantes del siglo. Podría aplicársele un comentario que en su momento le hiciera Stravinski a Ravel al subrayar el estilo de construcción de su obra: “ Usted es un relojero suizo”. A lo que Ravel contestó: “Yo hago logaritmos; es cosa suya comprenderlos”.
Afortunadamente, Chick Corea no es tan soberbio como el atribulado Ravel pero al igual que éste, es un escrupuloso arquitecto de sonoridades.
Toda su obra está basada en una liberadora disciplina y en un contenido fulgor.
Siguiendo con el paralelismo con Ravel, Corea también se ha visto fascinado por la música de origen Español. Ha investigado y jugado con las derivaciones latinoamericanas, sobretodo cubanas y brasileñas, de esta “raza musical”.
Más allá de cualquier consideración estilística, este concierto ha marcado un antes y un después en la historia del jazz en Uruguay.
Una extraña sensación de haber vivido algo diferente, nuevo, entusiasmante y provocador se notaba en la mirada de cada espectador.
Al final ya no importó la técnica ni la perfección, sólo quedó una misteriosa emoción en cada uno.
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noviembre de 1986, La Mañana
LA CÁRCEL DE PUNTA CARRETAS SE CONVERTIRÁ EN UN GRAN CENTRO CULTURAL
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Conversación Con Victor Nattero, 1986, DiaPop, El Día.
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Crónica Espectáculos, DíaPop, El Día, 1986.
LAURIE ANDERSON EN MADRID
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El Observador, 1996.
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Adiós, Alquimista de sonidos
El pasado lunes, 12 de junio murió un anciano compositor austríaco de origen húngaro. Su nombre, György Ligeti y había nacido 28 de mayo de 1923 en Dicsöszenmárton.
En Uruguay es prácticamente desconocido, o no tanto.
Lo que sucede es que su música ha sido muy escuchada por el público pero sin darse cuenta.
¿Quién no recuerda la escena del monolito y los monos-homínidos de la película 2001 de Stanley Kubrick?
¿Quién no se estremeció con el coro lacerante que sonaba mientras los “casi hombres” veneraban al monolito o durante el viaje más allá del tiempo y del espacio?
La banda sonora era “Lux Aeterna” de Gyrögy Ligeti, compuesta en 1961.
En Uruguay hay una generación entera de compositores contemporáneos que se nutrieron de la música de Ligeti.
Entre ellos, Luís Jure (46), docente de la Escuela Universitaria de Música (EUM) e incansable estudioso de las nuevas tecnologías sonoras comenta sobre Ligeti:
“Me parece indiscutido que Ligeti fue una de las personalidades musicales más importantes del SXX.
En particular siento que tengo una vinculación pero también mi generación con Ligeti. Porque cuando nosotros empezamos a meternos más seriamente en la composición (principios de los años 80), la música de Ligeti era una influencia muy grande en nosotros. Nos puso frente a un mundo musical que realmente nos impactó, nos movió el piso. Además, cuando Tosar volvió al país en el año 82, se armó un grupo (Eduardo Fernández, Álvaro Carlevaro y yo) para estudiar composición con él. Tosar venía también encantado por la música de Ligeti y sentía una gran afinidad con la música del maestro húngaro. Era muy frecuente que cuando en la clase ninguno de nosotros había llevado una obra para discutir, Tosar sacaba la partitura de Ligeti que estuviese analizando en ese momento y la estudiábamos todos juntos.
De esta manera nosotros, tuvimos una doble influencia: una de la música de Tosar que era nuestro maestro y otra de Ligeti que se puede decir que también lo era pero a través de Tosar.
Ligeti surge a la notoriedad internacional a finales de la década del 50 con una pieza para gran orquesta llamada “Atmósferas”(1961). Va contra de las vanguardias europeas ( Serialismo y Post Serialismo por un lado y por otro, los movimientos Aleatorios desde Estado Unidos, por ejemplo Cage). “Atmósferas” explora los timbres, las texturas, son grandes magmas sonoros que van mutando. Es una pieza impresionante”
En esos años Ligeti abrió una puerta hacia un mundo sonoro muy novedoso.
Es importante remarcar que sus piezas son muy rigurosamente compuestas, no hay nada de aleatorio, son piezas muy intelectuales en se estructura pero que cuyo resultado sonoro no es para nada intelectual, lo que suena va directamente al corazón., a la emoción del oyente, lo conmueve espiritualmente.
Para empezar a escuchar la música a György Ligeti se recomienda ir con calma, pieza a pieza, acostumbrarse a su sonidos. Se sugiere comenzar con:
Del “primer período” (fines de la década de 1950, comienzos de la década de 1960) que es la etapa de experimentación con texturas tímbricas y grandes masas sonoras se pueden recomendar: “Aparitions”, “Atmósferas” y “Lux Aeterna”.
Del “segundo período” (la década de 1960), época en la que trabaja más con micro polifonías, dos piezas interesantes serían el “ Segundo Cuarteto para Cuerdas” y la “Diez Piezas para Quintetos de Vientos”
Del “tercer período” , que en realidad es un largo período de transiciones se aconseja la ópera “Le Grand Macabre” basada en la obra, La Grande Ballade du Gran Macabre, de Michel de Gheldero de, estrenada en 1978.
Y luego, de su etapa final (década de 1980), los “Estudios para Piano”, son de una riqueza rítmica asombrosa.
Es muy difícil escuchar la música de Ligeti en la radios del SODRE. Hasta ahora, las orquestas del Estado jamás se han programado ni una sola obra de Gyrogy Ligeti
Eduardo Paz Carlson para Semanario Búsqueda, junio, 2006.
Luís Jure: http://www.eumus.edu.uy/docentes/jure/jure.html
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ENTREVISTA CON LEO MASLÍAH, El Observador, 1996
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