El Maestro Sergio Fernández Cabrera (49) es Director, Compositor, Guitarrista y Docente. El 26 de marzo dirige el último concierto del ciclo de verano de la OSSODRE, en la Sala Nelly Goitiño de Montevideo.
¿Qué obras va a presentar?
Me pidieron armar un programa “no muy exigente”.
¿No muy exigente para el público o no muy exigente para los músicos?
Eso va a criterio de uno. Como Director debo pensar en los dos criterios uno debe contemplar las expectativas de los intérpretes y también las del público montevideano.
Los músicos de la Orquesta deben sentir que cada concierto es una nueva aventura de descubrimientos. Una aventura que transitamos juntos, director y músicos como una unidad orgánica. Y al público hay que tratar de mantenerlo enfocado durante los aproximadamente 60 minutos que dura el concierto. Si la Orquesta se entusiasma, el público se entusiasma. Es un ida y vuelta. Por eso los 2 criterios deben estar balanceados.
Ser Director de Orquesta es ser director de hombres.
Es ser un jefe o a veces, casi un padre.
Ni tanto. Todo debe hacerse desde la ternura. Hay que respetar al músico, hay que entender a la persona que vive en ese intérprete. Es una ambiente de trabajo con sus roces igual que cualquier otro pero este trabajo es especial porque nos une el amor a la música.
Para dirigir una orquesta de profesores, muchas veces con más experiencia que yo, apelo a ese amor a la música.
¿Cuál es el programa del concierto del 26 de marzo en la sala Nelly Goitiño?
La Fanfarria de Aarón Copland abrirá el concierto. Es una obra para metales y percusión. Es un comienzo bien energético y positivo. Luego pasamos como obra central, la Sinfonía n° 4 de Félix Mendelssohn, también conocida como la “Sinfonía Italiana”. Es una pieza que me gusta mucho.
Luego pasamos a 2 obras mías cortitas (4 a 6 minutos), muy simples orquestalmente pero bastante complejas compositivamente y que el público conoce de mi disco Ástara del año 1997: “El Talismán de los Niños” (1993) y “El Mundo sin Mal” (1993). “El Talismán de los niños” que es el primer cuarteto de una serie de obras (Talismanes) que ha ido evolucionando desde del año 97. Me gusta hacer series de peizas, investigar ideas que se van recreando con el tiempo. Es como un juego, una búsqueda estilística y espiritual. Esta búsqueda no cesa y uno vuelve y vuelve a ella. Es un fenómeno muy común en los compositores o artistas.
Frank Zappa lo denominaba “Continuidad Conceptual”
Exactamente, es eso.
Pueden pasar varios años y uno compone algo y uno lo asocia con un núcleo que nació tiempo atrás. Al comienzo puede darse inconscientemente pero con el tiempo uno aprende a buscar, investigar, experimentar en determinada línea. Es como seguir un rastro en el bosque…
En el bosque uno se puede perder…
No importa, perderse es parte del juego, uno aprende pero hay que tener cuidado porque esta continuidad y búsqueda tiene un beneficio y un riesgo: el beneficio es que si vos estás desarrollando una unidad conceptual es porque encontraste algo que te define como compositor entonces, te sentís identificado y seguís explorando esos códigos que descifraste o que creaste. El riesgo es repetirse, o sea, encontrar una receta “exitosa” y sacarle el jugo. Esto les pasó a grandes compositores. Pero bueno, eso va en los principios que se pone cada uno, en la fuerza que una tenga para resistirse a esa “tentación”.
El primer cuarteto de la serie “Talismanes”, Talismán N° 1, lo grabé en un video que está en Youtube. Lo grabe como ejercicio de teatralidad musical. Es un ejercicio paradójico porque yo mismo toco las 4 guitarras (y con 4 actitudes diferentes) y filmé el video.
Esta obra es una de las obras mías que se ha tocado más por cuartetos de guitarra. El Cuarteto guitarristico “El Cuarteto Imaginario” en disco editado por el centro Cultural de España.
Pero en el concierto del 26 de marzo usted presenta una versión para arcos de “El talismán de los niños”.
La obra tiene una propuesta minimalista, una sugerencia minimalista al principio pero no lo es porque luego hay un desarrollo diferente. No me interesa plantearme como minimalista. Es una obra tonal lo cual es raro en mí porque en general no escribo tonal, escribo más bien modal, cromático, atonal.
La otra obra, “El Mundo sin Mal”, en el disco Ástara fue graba con un ensamble de piano, flauta, contrabajo y percusión. Esta obra fue como un ejerció de trabajar con algo melódico muy simple pero que se desarrolla en 2 ideas rítmicas que se van superponiendo hay una polirítmia, o sea hay dos ritmos o una polimetría, varios metros simultáneos.
En la versión orquestal de estas obras que voy a presentar el 26 de marzo sonarán al oído del público como obras simples, amables, divertidas y, de ahí, el título genérico de “Dos piezas simples”.
Estas obras me gustan, me hacen bien y me identifico mucho con estas obras que, dentro del conjunto de mis obras son más “ingenuas” que otras cosas.
¿Qué obra cierra el concierto?
Terminamos la velada con una suite de Georges Bizet, “Jeux d ´enfants” (Juego de Niños). Tiene la orquestación característica de Bizet, muy “francesa”, muy colorística y muy efectiva. Aunque cuando uno dice “coloristica”, Weber es coloristico, Stravinski es coloristico y son conceptos muy diferentes. Esta obra es como una relojería estándar, más formal por la época. También es una obra muy conocida por el público.
Usted es director invitado de la escénica musical, compositor y asesor musical de la Comedia Nacional. En 2006 compuso la música incidental para la adaptación de la obra Hambre de Knut Hamsun en el Galpón. Para un compositor debe ser un desafío bastante grande crear los sonidos que apoyarán una obra teatral. ¿Cómo se siente trabajando con la Comedia Nacional?
En estos momentos estoy trabajando en una pieza especialmente compuesta para la ambientación musical para un montaje de Levón sobre la The winter´s tale (El cuento de invierno) obra de Shakespeare. Se estrena el 27 de mayo en el Solís. En escena hay 2 músicos: Felipe Badaró (percusión) y Micaela Fernández (violín). Es una pieza que apela a la austeridad y a la sensibilidad.
Hace 15 años empecé a componer para teatro con una ambientación musical para la obra Don Juan de los Espíritus, de Claude de Marigny que dirigió Luis Vidal Giorgi. Era música en vivo, una experiencia divina. He aprendido mucho haciendo música para teatro es muy gratificante y divertido.
Está escribiendo algo ene estos días?
Estoy escribiendo un trío para violín, cello y piano.
¿Qué música está escuchando en estos días?
¿A quien recomienda escuchar?
En música estoy escuchando muchos cantaores, Pansequito, Camarón, y los Cuartetos de Borodin música de cámara de Ravel, Takemitsu. Ligeti y Takemitsu son muy limpios y no tienen miedo a la ternura, eso me gusta.
También Estoy mirando a Marcel Marceau, en él me interesa su capacidad para la interpretación.
Y para escuchar recomendaría “escuchar” a Marcel Marceau….
EPC. marzo, 2011.
Fotos por EPC.
De la pagina del sodre por si quieren chequear info:
Continuando con la Temporada Sinfónica 2011, la Ossodre, dirigida por el Mtro. Sergio Fernández Cabrera, se presentará el sábado 26 de marzo a las 18.30 horas en el Auditorio Nelly Goitiño con un programa compuesto por Fanfarria para el hombre común de Aaron Copland (Estados Unidos 1900-1990), la Sinfonía N° 4 en la mayor op. 90, Italiana de Felix Mendelssohn-Bartholdy (Alemania 1809-1847), Dos piezas simples (El mundo sin mal y Talismán de los niños) de Fernández Cabrera (Uruguay 1962) y Juegos de niños, pequeña suite op. 22 de Georges Bizet (Francia 1838-1875).
http://www.sergiofernandezcabrera.blogspot.com/
sábado, 26 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)